Cómo olvidar esta experiencia, estaba tan ansiosa por viajar al estado de Hidalgo, conocer por primera vez una escuela primaria multigrado no sería fácil olvidar, ya habíamos escuchado del gran esfuerzo para estar dirigir una escuela, sobre todo cuando es unitaria.
Ser maestra deber ser por convicción, actitud, aptitud, por pasión, sobre todo cuando estas a cargo de un grupo de niños de diferentes grados.
Al llegar a la escuela encontramos una maestra que nos abrió las puertas de la escuela a nuestra disposición para la actividad que llevamos preparada, ella fue muy amable y contesto todas nuestras dudas sobre este tipo de escuela.
Orgullosa presumía del avance académico de sus niños en los resultados de la prueba enlace y la olimpiada del conocimiento, del esfuerzo que hacen para estudiar, así como su interés por la lectura, interés que fue fomentado con ayuda de los libros del rincón.
A diferencia de otras prácticas, en ésta nos permitieron ser partícipe de sus juegos y actividades, dejamos de ser observadores por un minuto y logramos ser compañeros, incluso amigos.
Después de una hermosa convivencia, dimos paso a la actividad que preparamos como grupo: antifaces de yeso; con un poco de temor los niños dejaron que colocáramos pedazos de venda de yeso en su rostro, mientras permanecían quietos nos platicaban como eran sus vidas, quehaceres e intereses, pero sobre todo sus tareas y obligaciones, algunas ya como trabajos con un salario.
Cuando por fin se secaron, cada niño escogió un lugar para decorar su antifaz, algunos estuvieron en el pasto, otros en el patio y unos más dentro del salón de clase.
Para decorar algunos usaron diamantina, otros plumas, pinturas, cada niño tenía un estilo propio y único, ninguna máscara se repetía.
Jamás olvidaremos que detrás de cada antifaz existe un niño cargado ya de grandes responsabilidades, tal vez la máscara solo cubría por un instante esas pequeñitas personas con corazones maduros.
Marysol Torres García.